Te conozco? Me conoces? Quién eres tú? Nos conocemos...? Si! Nos conocemos! Somos Almas que se reencuentran...somos almas que se reconocen...somos almas que se unen! Somos Almas o Llamas Gemelas o somos almas afines-compañeras...o grupos de almas compañeras...
Ya aquí en el blog hemos comentado sobre el reencuentro y el reconocimiento...hace unos meses he compartido con vosotros una hermosa reflexión sobre "Almas Gemelas" (escrito por Tere) y tres canciones que ya había compartido en el blog, y que tratan sobre estos temas. Para reflexionar y disfrutar! (los invito a leer más aquí:
"Almas gemelas " (Reflexión de Tere)
¿Habéis experimentado en alguna ocasión que, al tratar por primera vez con una persona, os hayáis sentido como si ya la conociéseis desde siempre?; ¿alguna vez habéis mirado a esa persona, y habéis visto reflejado en sus ojos vuestro "lugar en el mundo"?; ¿tal vez habéis estado junto a alguien en silencio, sin cruzar palabra, pero saboreando internamente todas las cosas bonitas que le diríais si tuvieseis el valor de hacérselo saber?
Muchos han catalogado a quienes se sienten así como "almas gemelas"; otros hablan de telepatía. Algunos opinan, incluso, que este fenómeno no han de experimentarlo las dos personas a la vez para que sea real: basta con que una de ellas lo acuse, para que ese vínculo emocional exista.
Al respecto, me gustaba mucho una postura (bastante idílica, sí, pero nadie puede arrebatarme la capacidad de imaginar), que sostenía que, cuando una persona sueña con otra por la noche, en realidad lo que ocurre es que ambos espíritus se han buscado y encontrado durante ese período; pero que, al despertar, tan sólo a uno de ellos le está permitido recordarlo.
Habrá personas que consideren exagerado eso de conocer a alguien e, instantáneamente, sentir a flor de piel un "no-sé-qué", una corriente de ternura hacia la otra persona, que parecía haber estado siempre ahí, esperando a ser despertada del letargo.
Sí, puede que suene exagerado... pero yo lo he vivido.
En mi vida he conocido a muchas personas maravillosas que me han hecho sentir muy amada; pero sólo con unas pocas -muy pocas- he tenido esa sensación de que ambos corazones estuviesen latiendo acompasados, danzando "al ritmo de un abrazo".
Además, este fenómeno es algo tan sutil y tan íntimo, que no puede ser revelado al otro así como así; al menos, no de palabra. De hecho, pocas veces ocurre que el sentimiento sea recíproco... lo más frecuente es que una de las personas no “recuerde” que ambas están hechas la una para la otra.
Si el reconocimiento mutuo se da, la alegría es completa, pues "lo más hermoso que puede pasar es que ames y seas correspondido"; pero, de no ser así, el amor ha de ser paciente y puro, amando sin esperar nada a cambio.
No sé vosotros, pero os prometo que yo he conocido a personas con las que he sentido que nos estábamos dejando atrás una vida en común. No sé cómo describiros ese sentimiento, pero es algo así como que al alma le entra nostalgia de atardeceres compartidos, de paseos por la playa, de leer -en los labios inmóviles del otro- poemas nunca antes recitados.
Cuando he estado junto a personas así, se me han venido a la mente -y al corazón- imágenes de otra vida (¿ya vivida y olvidada?, ¿aún por explorar?) de mañanas de domingo desperezándome en la cama, de viajes por el mundo sin otro mapa que su sonrisa, de dos manos ancianas entrelazadas junto al calorcito de una mesa de camilla.
También, en ocasiones, he anhelado que alguien interpretase, en mi media-sonrisa tímida, una invitación para hacernos saltimbanquis, y proponernos superar las barreras que nos separaban (el no conocernos, lo que otros pensarían, los compromisos ya adquiridos, las diferencias de edad, situación, mentalidad...); o para convertirnos en ángeles; o para hacernos nómadas y dejar que las estrellas nos arropasen cada noche en un vergel distinto.
Y a veces, sólo a veces, el color sonrosado de mis mejillas ha dejado traslucir mi deseo de regalar a alguien un hermoso ramo de flores, una primavera entera envuelta en el papel transparente de mi mirada.
Pero, al final, nunca he sido capaz de expresar ese anhelo de un abrazo, de detener los relojes, de ignorar a la Historia que se encargó de difuminar y fracturar mis sueños de reencuentro; no he sido capaz de reivindicar mi derecho a desear un simple beso.
Finalmente, pues, lo máximo que he logrado hacer al respecto ha sido sacar fuerzas para invitar a mis "almas gemelas" a charlar un rato. El tema de la conversación siempre ha sido lo de menos: el tiempo que pasa, recuerdos, opiniones sobre acontecimientos varios...
No es que no me interese conocer mejor a la otra persona a través de sus comentarios; pero es que, en esos momentos, lo más valioso para mí es, sencillamente, saberme junto a la persona con quien "tengo / quiero / busco / anhelo estar". Ya está. Sentir su compañía, su aliento cálido mientras respira, su presencia a mi lado tan llena de vida...
Nada me ha importado más, mientras he estado con un "alma gemela", que SENTIRLA ahí, aquí, dedicándome su tiempo, su "ahora", su existencia entera congelada en apenas unos instantes de diálogo.
Pero, sí, pese a cómo mistifico mis encuentros con otras personas, no soy capaz de decirles nada respecto a lo que estoy sintiendo en ese momento, así que, cobardemente, he ignorado, callado, silenciado y desprestigiado esos pensamientos de llevar una "doble vida", que tan políticamente incorrecto resultaría revelar, pero que siguen poniéndome la piel de gallina, sin que nadie se dé cuenta.
Más no creáis que la mía es una historia “de lo que pudo ser y no fue”; no.
Pese a que ahora me falta el valor suficiente para expresar lo que mis ojos, sin embargo, son incapaces de callar... sé que, algún día lograré hacerlo; si no en ésta, será en otra vida.
Y es que aún existe otra “teoría” respecto a por qué nos sentimos “en casa” con personas a las que casi no conocemos. Ésta es, para mí, la más válida de todas las explicaciones, simplemente porque me resulta la más hermosa:
Hay quienes opinan que sentimos esa especial atracción, esa sintonía, ese abrazo intangible con algunas personas en nuestra vida porque realmente SIEMPRE han estado a nuestro lado.
Se dice que, cuando morimos, volvemos a nacer junto a las personas que para nosotros fueron importantes en otras vidas, solo que no podemos recordarlas porque asumimos un rol y una apariencia diferentes cada vez.
Así, la que ahora es mi madre pudo ser mi mejor amiga en una vida pasada; mi hermano pudo ser mi abuelo; alguna amiga pudo ser mi novio; mi pareja pudo ser el dueño del quiosco donde yo compraba el periódico...
En definitiva, que cambia el exterior, y cambian las circunstancias, pero no así el corazón ni el Amor que subyace dentro de cada persona: el Amor no pasa nunca.
De esa manera, se trataría de una especie de eterno retorno, dado que se postula que los espíritus que se aman permanecen siempre juntos aunque, físicamente –vida tras vida-, no sean capaces de reconocerse.
Por tanto, cuando conozcáis a una persona con la que, sin explicación aparente, sintáis nostalgia de amaneceres, prestad atención a “lo que os gustaría decirle y no tenéis valor de expresar”. Escuchad a vuestro corazón; pues él, tras siglos y siglos anhelando el reencuentro con su alma gemela, sabrá reconocer -más allá de toda apariencia- al que siempre estuvo destinado a ser su único y verdadero Amor."
Tere
1 comentario:
Para todos/as:
Aquí tienen más información y enlaces que invito a leer en mi blog:
http://almasgemelasqueseunen.blogspot.com/2014/08/reconocimientos-y-rechazos-huidas-entre.html
Por un tiempo no estoy respondiendo preguntas-dudas-comentarios en el blog y por correo-privado.
Un abrazo de luz!
Sirena Corazón
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