EL CAMINO DE LAS ALMAS-LLAMAS GEMELAS ...REENCUENTRO,RECONOCIMIENTO Y UNIÓN-FUSIÓN.

sábado, 18 de abril de 2015

Cuento "Mañana"(Más sobre la ansiedad,las dudas,miedos,inseguridad;etc)

 
 
"MAÑANA
 
 
Por Liana Castello
Escritora
 
 
Dicen que existió un hombre que vivía preocupado por el mañana. Dedicaba sus días a pensar cuánto ahorraría para su futuro, qué ocurriría al día siguiente, cómo podría prevenir las cosas.
 
Al hombre lo torturaba la idea de no saber qué podía suceder, no podía convivir con la idea de que la vida es, muchas veces, una agradable sorpresa o simplemente una sorpresa, y que no está en nuestras manos manejar todo y adelantarnos con exactitud a lo que nos podrá pasar.
 
Silas, así se llamaba el hombre, no la pasaba nada bien, no disfrutaba de su presente y se atormentaba pensando en el mañana.
 
En vano sus familiares y sus amigos le aconsejaban que no era bueno lo que hacía, que una cosa era ser precavido y otra intentar saber con certeza qué ocurrirá al día siguiente y el otro y el otro. El hombre no entendía que pretendía un imposible.
 
Silas no era feliz, el miedo a no saber qué pasaría en el futuro se había instalado en él y había calado hondo su alma, lo apresaba y no podía deshacerse de él. Sus días estaban completos de planes, dudas, incertidumbres: el miedo a morir, el saber si llovería o no, el futuro de sus hijos, el porvenir económico. No podía gozar de aquello que tenía en el momento, el presente era algo que casi no existía para él.
 
Un día, desesperado y cansado de sufrir, se arrodilló y elevó una plegaria. Pidió poder saber, poder anticipar, no vivir con el miedo a cuestas. Estaba enfermo y no lo advertía, pedía un imposible, una irrealidad.
 
Pidió con tanta desesperación, fue tan desgarradora su plegaria que un ángel decidió concederle ese imposible deseo, solo con la intención de que ese hombre aprendiese de qué se trataba la vida.
 
Cuando abrió los ojos, secó sus lágrimas y sintió algo parecido a un gran alivio.
 
Se dio cuenta de que al día siguiente llovería, que no le convenía invertir en el negocio que le habían propuesto días atrás, que sería mejor que esa noche comiera liviano para no sentirse mal.
 
Y fue feliz, o creyó serlo. Su deseo se había hecho realidad, ya no temería al mañana, podría anticipar, prever, saber con certeza qué pasos seguir. Pensó que su sufrimiento y su tortura se habían terminado para siempre. No tardó en descubrir cuánto se había equivocado.
 
Supo un día que ese sería el último que vería a su padre con vida, supo que un amigo lo traicionaría, y a qué hora se despertaría cada mañana, qué soñaría. Sabía todo, si saldría el sol o no, si haría frío. Supo por qué razones tendría que alegrarse, entristecerse, sufrir y gozar. No lo sorprendía un beso, ni se emocionaba porque siempre sabía qué pasaría.
Comenzó a sentirse mal y, en principio, no entendió el por qué. Tenía todo bajo control, ya no sentía miedo ni angustia por el futuro, eso era cierto, pero la realidad no era mejor, por el contrario.
 
Había perdido el “mañana”, su vida era una historia con todas las páginas escritas y con un final conocido. Saber con certeza lo qué sucedería no lo había hecho un hombre más feliz. No había ganado nada. Había perdido la capacidad de emocionarse y, sobre todo, de sorprenderse.
 
Entendió entonces cuánto se había equivocado y que el hecho de que la vida nos sorprenda es un regalo que no había valorado jamás.
 
Tristemente, reconoció que sufría aún más que antes, que la irrealidad que tanto había deseado era más torturante que la realidad que había despreciado.
 
Volvió a llorar y volvió a suplicar, pero esta vez con más sentimiento, con verdadera emoción, con un profundo dolor y arrepentimiento.
 
El ángel sonrió como diciendo “sabía que no resultaría” y, así como le dio el don de saber el futuro, se lo quitó.
Cuando Silas abrió los ojos, sintió algo que le devolvió la felicidad. Era el aroma de una rosa que una niña le ofrecía. Un obsequio, un presente que él no lo había podido prever. Esa niña, que era sinónimo de futuro, y ese obsequio, que era sinónimo de presente, le erizaron la piel.
 
Se convenció, de ahí en más, de que ya no sabría nada con certeza, excepto que cada día sería un mañana que valdría la pena transitar con emoción.
 
Con ese mañana, Silas recuperó su presente y nunca jamás volvió a estar seguro de nada, pero, a partir de ese entonces, fue realmente feliz.”
 
Liana
 
Sirena Corazón
Blog "Almas Gemelas que se Unen"

3 comentarios:

Sirena Corazón dijo...

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Un abrazo de luz
Sirena Corazón

Cloty dijo...

Que bonito y sabio.
Disfrutar del presente y dejar que las cosas sucedan a su tiempo.
Gracias, besos
Cloty

Sirena Corazón dijo...

Hola Cloty:
Muchas gracias a ti y muchos ánimos!Vive el Presente y deja el futuro,el mañana, los miedos ,y dudas en manos de Dios.
Un abrazo de luz
Sirena Corazón